Permite desarrollar en las y los estudiantes, capacidades para la identificación de situaciones de riesgo que puedan afectar su bienestar y/o vulnerar sus derechos sexuales, y la práctica de conductas de autocuidado en relación con su bienestar, como la prevención de la violencia sexual contra niñas, niños y adolescentes, el embarazo adolescente, las infecciones de transmisión sexual incluyendo el VIH/Sida, el bullying basado en la orientación sexual e identidad de género, la trata de personas con fines de explotación sexual, la violencia en entornos virtuales, como grooming, extorsión sexual o ciberacoso, entre otros.
Promueve la participación e involucramiento activo y empoderamiento de los diferentes actores de la comunidad educativa, como estudiantes, familias, cuidadoras/es, padres, madres, apoderados, tutores, docentes, directivos, auxiliares, promotores, especialistas del bienestar, líderes y sabios locales, entre otros.
Aborda, de acuerdo con la etapa de desarrollo de las y los estudiantes, las diferentes dimensiones de la sexualidad (biológica, socioafectiva y ética) desde la articulación de múltiples enfoques, como: igualdad de género, derechos humanos, interculturalidad e inclusivo o de atención a la diversidad, con la finalidad de promover el bienestar de las y los estudiantes.
Se sustenta en la evidencia generada de las ciencias de la salud, psicológica, sociológica, antropológica, biológica, entre otras. Por ello, resulta fundamental que las y los docentes continuamente sigan fortaleciendo sus competencias en relación con los avances y actualización de la ESI.
Se centra en la persona y su relación con los demás, contextualizándonos en base a las necesidades de orientación que aparecen en las diferentes etapas del desarrollo humano trayectoria de vida de las y los estudiantes favorece: el apego seguro, la práctica de actividades físicas, lúdicas y deportivas libres de estereotipos de género, el reconocimiento, la valoración y cuidado de sí mismo como el del otro.
Se fundamenta tanto en los principios de la Ley General de Educación como en los enfoques transversales, competencias y capacidades señaladas en el Currículo Nacional de Educación Básica (CNEB), el cual es culturalmente relevante y adecuado a las necesidades nacionales.